Con estas sencillas técnicas, te mostramos cómo educar a tu cachorro para que no muerda.
A los cachorros les gusta mordisquear: es una conducta natural y una manifestación de curiosidad juguetona. También les gusta masticar, especialmente durante la dentición, ya que les ayuda a reducir el dolor. Sin embargo, es importante educar a un cachorro para que abandone esa conducta de raíz, puesto que un perro adulto que muerde supone un grave riesgo para las personas y para las demás mascotas, y además te arriesgas a perder a tu mascota para siempre si su conducta persiste. Descubre los pasos que debes seguir con esta sencilla guía.
¿Por qué los cachorros lo mordisquean todo?
Los cachorros nacen con dientes afilados, pero poseen músculos mandibulares muy poco desarrollados. Según una teoría, así pueden establecer de forma segura los límites de fuerza aceptables al mordisquear a otros miembros de la camada. Este proceso se conoce como «inhibición de la mordida» y lo puedes ver cuando interactúan entre hermanos. Cuando un cachorro muerde demasiado fuerte, el receptor del mordisco proferirá un aullido y el juego acabará. De esta forma, los cachorros aprenden con cuánta fuerza pueden mordisquear antes de que les salgan sus dientes definitivos y desarrollen los músculos mandibulares. Los cachorros también mastican mucho durante la dentición, ya que les ayuda a reducir el dolor.
Aunque educar a un cachorro para que no muerda es solo una extensión de este proceso de socialización natural, es algo que requiere tiempo y paciencia para asegurarse de que lo aprendido nunca se olvidará. No obstante, se trata de un punto importante a la hora de enseñar a un cachorro, dado que un perro adulto que muerde representa un grave peligro para otras personas (especialmente niños) y otros animales. Y no solo eso. A continuación, te indicamos algunas claves sobre cómo adiestrar a un cachorro.
Lección 1: nada de morder con fuerza
Resulta tentador intentar desde un principio que tu cachorro deje de morder y de llevárselo todo a la boca. Sin embargo, con ello te saltarías un paso fundamental: permitir que tu mascota comprenda hasta dónde puede presionar la piel antes de que resulte doloroso. Esto es importante que lo aprenda, para que en el futuro, cuando esté estresado o asustado, no se inhiba en caso de que corra peligro.
Para enseñar a un cachorro a no morder fuerte, sigue el ejemplo del juego natural entre cachorros. Para el animal, coger con la boca con cuidado y mordisquear son conductas naturales, así que, en lugar de impedírselo, cuando notes un mordisco fuerte, lanza un aullido y deja la mano inmóvil. Eso le enseñará que se ha extralimitado y así aprenderá a regularlo. Es importante que todos los miembros de la familia adopten la misma estrategia, para que al final tu cachorro solo coja con la boca con suavidad y se olvide de los mordiscos y mordeduras.
Lección 2: nada de dientes sobre la piel
Ahora que tu cachorro ha aprendido el umbral del dolor a la hora de morder la piel humana, ha llegado el momento de pasar a la siguiente lección sobre cómo enseñar a un cachorro a no morder: nada de dientes sobre la piel. Puedes hacerlo siguiendo con la técnica anterior, pero reduciendo lentamente la fuerza de la mordedura que te hará aullar y dejar la mano flácida, para enseñarle al cachorro que en ningún caso los dientes sobre la piel son aceptables.
Puedes reforzarlo con premios: sujeta una recompensa con la mano cerrada y ábrela solo cuando tu cachorro no te esté cogiendo los dedos con la boca ni los esté masticando o arañando. La idea es enseñarle que boca y piel no son una buena combinación. Puede que necesites tiempo y paciencia, pero los cachorros son como niños: ¡están programados para aprender y adaptarse!
Lección 3: ¡sí a los juguetes!
Masticar, coger con la boca y morder son conductas naturales en los perros, y no queremos desalentarlas por completo. Los cachorros deben saber pronto que masticar juguetes no tiene nada de malo, pero la piel sí. Mientras tu cachorro está aprendiendo las lecciones 1 y 2, asegúrate de que tenga cerca muchos juguetes para morder para que pueda entender que, si bien con la piel «eso no se hace», puede masticar sus juguetes todo lo que le apetezca.
Lección 4: dale tiempo
A los cachorros les puede costar centrarse en las lecciones, especialmente cuando están nerviosos. A veces, lo mejor que puedes hacer es darle a tu cachorro un poco de tiempo para que se tranquilice, quizá darle un buen juguete para morder. No se trata de un castigo, sino de una oportunidad para calmarse. El adiestramiento puede retomarse cuando se haya calmado un poco.
Lección 5: ¡cuidado con los tobillos!
Algunas razas de perro, como los collies o los pastores de Shetland, tienen un fuerte instinto de pastoreo que puede llevarlos a mordisquear los tobillos para intentar que el «rebaño» (es decir, la gente a su alrededor) se mueva. Si tu perro lo hace, permanece inmóvil para que entienda que mordisquear los tobillos tendrá el efecto contrario a lo que pretende.
¡Mantén la calma y tu objetivo!
Educar a un cachorro requiere mucha paciencia y perseverancia. Es posible que no lo entienda enseguida, pero lo acabará asimilando, así que intenta mantener la calma y tu objetivo. Si gritas a tu cachorro o lo reprendes puedes asustarlo o estresarlo, y eso puede provocar justamente la conducta que estás intentando evitar.
Si crees que tu cachorro no está aprendiendo a no morder, entonces es muy importante que lo lleves a un educador canino profesional; él sin duda sabrá cómo adiestrar a un cachorro. Los perros que muerden son un peligro para ti y para los que te rodean, y en cualquier caso es tu responsabilidad asegurarte de que estar cerca de tu perro no es peligroso.
¿Cómo enseñar a un perro adulto a no morder?
Si tu perro ya no es un cachorro y de repente empieza a mordisquear todo lo que encuentra por casa, seguramente se trate de aburrimiento. Esto son casos de ansiedad o energía mal gestionada. ¿Qué podemos hacer? Ser rigurosos con los horarios de paseo, ofrecerle ejercicio en el exterior y mantener los horarios de comidas.
En sus paseos, los perros tienen que jugar, correr, atrapar, olfatear... ¡No vamos a tener suficiente con solo 5 minutos!
Si el ejercicio y sus juguetes no son suficientes como para calmarle su ansiedad, lo mejor será visitar al veterinario y que él haga un diagnóstico. Todo perro necesita que le dediquemos tiempo y mimos y que entendamos sus necesidades. Un perro que se ejercite en el exterior y sepa relajarse en casa será un perro feliz y sano.
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