Si por algo debemos luchar es por el bienestar animal, y por mejorar las situaciones que viven muchísimos animales hoy en día.
Por ello, en Mi Mascota y Yo, colaboramos con Hugo Pesquera, fundador de Escuela ProCan y colaborador con infinidad de protectoras que velan por el bienestar animal, para dar a conocer estos casos como el que hoy tratamos.
La situación de muchos perros de caza, en muchos casos, es muy precaria. Cierto es que, por suerte, no todo el mundo trata igual a los perros, pero la realidad con la que conviven las protectoras de forma continuada, es que el número de perros maltratados entorno al mundo de la caza no frena y reciben, por desgracia, múltiples casos con historias aterradoras.
Los perros que llegan a las protectoras se encuentran, “en el mejor de los casos”, desnutridos, psicológicamente destrozados o con gravísimas heridas que comprometen fuertemente su bienestar -y que, si no fuera por el magnífico y valioso trabajo que realizan las protectoras, su supervivencia estaría comprometida.
Un claro ejemplo de lo que os hemos contado anteriormente es el caso de la protagonista de la historia de hoy: Inés, una podenca que junto con sus seis hermanos vivieron atados a una alambrada noche y día en avanzado estado de desnutrición.
La historia de Inés
Nuestra protagonista de hoy vivía con sus seis hermanos en un pueblo de Ciudad Real junto a su dueño, él era cazador y los usaba para sus jornadas de caza. Tuvieron una vida triste y desolada pero, por fortuna, su suerte empezó a cambiar.
Antonieta, una persona voluntaria que colaboraba con una protectora, coincidió que paseaba con sus perros por una finca cercana de donde malvivía Inés. Ella, día tras día, los veía apagados, desnutridos y tristes, con esas miradas que se te clavan en el alma. Empezó a llevarles comida y darles cariño hasta que un día coincidió con el dueño de los perros y habló con él para que entrara en razón y atendiese mejor a sus perros. Él justificó que la falta de cuidado era debida a que no cazaban bien. Antonieta, tras mucho insistir, consiguió que los cediese para buscarles una familia.
Así fue, Inés fue la primera que llegó a la protectora Santuario Happy Dog en busca de una nueva vida y terminó con nuestro compañero Hugo en la sección de adopción del programa Sálvame de Telecinco, allí se pudo contar su historia y denunciar la situación que vivió ella y muchos perros en esa misma circunstancia.
Y lo mejor de todo fue que gracias a Inés, a la voluntaria y a la protectora, se consiguió que no solo la adoptasen a ella sino también al resto de sus hermanos, saliendo por fin del infierno en el que vivieron desde pequeños.
Todos podemos ser Antonieta. Todos podemos hacer cosas, por muy pequeñas que sean, para cambiar los problemas de maltrato animal, del abandono y de tantas y tantas cosas que hacen sufrir a los animales y así, los granitos de arena que juntemos entre todos se puedan convertir en un futuro, esperemos que cercano, en montañas de bienestar animal.